miércoles, 25 de diciembre de 2013

No me conoces © Ivette Durán Calderón





No me conoces
@Ivette Durán Calderón

Me crees ingenua,
entre todas...cándida,
vestida de dudas,
bañada en promesas.

Me visto de ingenua,
como todas... cándida,
desvisto mis dudas,
no creo en promesas. 

sábado, 21 de diciembre de 2013

Quatre heures…avec toi ©Ivette Durán Calderón



Les mêmes causes produisent les mêmes effets. La mûrissante couleur de la pénombre la fin de ma sieste. Infailliblement, la chatte prostrée va a s’allonger  jusqu’au prodige, extraire d’ellemême une patte de devant dont personne me connait la longueur exacte, et dire, d’un bâillement de fleur: “Il est quatre heures bien pasées… avec toi… voici comment cela peut arriver. ”


miércoles, 13 de noviembre de 2013

Humboldt y Simón Bolívar – Nace la idea de libertad para el Sur. @Ivette Durán Calderón




@ Ivette Durán Calderón

Se rumoreaba que el inquieto explorador y naturista alemán había muerto en América, por ello el retorno de Alexander Humboldt sorprendió a Europa, su pasión por la botánica, la geología y la mineralogía lo animaron a pedir permiso para embarcarse rumbo a las colonias españolas de América del Sur y Centroamérica, su prolongada ausencia había generado hablillas de las más inverosímiles como las de París, en las que decían que había muerto a manos de unos aborígenes, o las de Hamburgo que aseguraban su muerte a causa de la fiebre amarilla.
Al desembarcar en Francia, Humboldt pudo darse cuenta que en los cinco años de su alejamiento hubieron grandes cambios, tantos, que la república que él dejó estaba convertida en un poderoso imperio a la cabeza de Napoleón Bonaparte, quien había convertido a París en el centro científico del mundo por su gran afición al desarrollo de las ciencias. Decidió entonces asentar su residencia en París para dedicarse a la recopilación, ordenación y publicación del material recogido en su expedición, contenido todo él en treinta volúmenes que llevan por título Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente.
Pese a lo modesto de su hogar, no tardó en convertirse en el centro de reuniones de los hombres de ciencia, artistas, estadistas y lo más selecto de la sociedad parisina.
Fueron esas circunstancias las que reunieron al entonces futuro libertador de naciones, el venezolano Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios Ponte-Andrade y Blanco, de veintidós abriles, con el alemán Friedrich Wilhelm Heinrich Alexander Freiherr von Humboldt quien contaba entonces con treinta y seis años de edad, quien además de erudición, sabiduría y entusiasmo contagiantes al hablar sobre el clima, la flora y la fauna de los lugares visitados, podía determinar longitudes y latitudes, medidas del campo magnético terrestre, como esmerarse en explicar las estadísticas de las condiciones sociales y económicas que se daban en las colonias de España.
Bolívar lo escuchaba embelesado y sorprendido de enterarse de los sentimientos y aspiraciones que se manifestaban en los pueblos sudamericanos, despertaban su interés tanto la realidad de los Valles de Aragua, como Nueva Granada, Venezuela, Quito, Perú y esas extensas llanuras del sur; fueron veladas tan amenas como extensas, Humboldt con su vasta cultura enciclopédica, pergreñaba su gran obra abarcando campos tan dispares como los de las ciencias naturales, la geografía, la geología y la física. Le complacía repetir la traducción española de su nombre: Federico Guillermo Enrique Alejandro de Humboldt. Ambos bromeaban acerca de lo difícil que era para sus interlocutores memorizar sus extensos nombres y apellidos, aunque cada uno se presentaba a sí mismo como Simón Bolívar y Alexander Humboldt, respectivamente. No sabían en ese entonce que ambos iban a disfrutar de las mieles del amor con una misma damisela, a quien recordarìan como la “Güera” Rodríguez, una hermosa mujer mexicana que habría enseñado el arte del amor a Simón Bolívar cuando apenas era ambos mozuelos, y mostrado detalladamente la geografía de su cuerpo al viajero y científico alemán. Quien visite Guanajuato, podrá escuchar tal historia.
Una tarde, convencido de que ya había escuchado lo suficiente y de coincidir con el sentir de su amigo, Bolívar exclamó eufórico: “Radiante destino en verdad, el del Nuevo Mundo, si sus pueblos se vieran libres de ese yugo, y ¡qué empresa más sublime!” recibiendo la inmediata respuesta de  Humboldt:  –“Yo creo que su país está ya maduro, sin embargo no veo al hombre que pueda realizarla”. Esas palabras laceraron el sentir del joven americano, sintió un estremecimiento y guardó silencio.
Aquel memorable día, haciéndonos eco del decir de Jules Mancini biógrafo clásico del Libertador, salió Bolívar meditabundo de la habitación de Humboldt, retumbaban en sus oídos aquellos problemas sociales sudamericanos, quedó convencido de que su amigo repudiaba la esclavitud y que combatía toda forma de opresión y discriminación. Un resplandor había iluminado su espíritu. Acababa de ver el objetivo hacia donde dirigir sus energías, vislumbró la obra magna a la que habría de dedicarse. Resolvió no continuar viviendo tan inútilmente y desde ese mismo instante se consagró a la libertad tal como se habría entregado a los goces del placer.  Ese día nació la firme idea de coadyuvar a la liberación de las que son hoy seis naciones: Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela.
Simón y Alexander, Bolívar y Humboldt fueron amigos entrañables, mantuvieron correspondencia mientras pudieron, pero una misiva fue especialmente importante, la Carta de Jamaica - sellada el 15 de septiembre de 1815- donde se establecen las razones de los españoles americanos para la independencia, el llamado a Europa a apoyar la causa hispanoamericana y las perspectivas futuras de cada república, fueron las bases de lo que hoy conocemos como “El arte de la independencia”. Cada uno por su lado, dispuso de su fortuna personal para financiar sus ideales. Bolívar solía decir de Humboldt: "Descubridor científico del Nuevo Mundo cuyo estudio ha dado a América algo mejor que todos los Conquistadores juntos". En 1827 Humboldt regresó a Berlín, se involucró en la recuperación de la comunidad académica y científica alemana; fue nombrado chambelán del rey y se convirtió en uno de sus principales consejeros. Por su parte Bolívar había ya alcanzado la gloria como Libertador y luchaba por la federación de las naciones libertadas.
Fuentes de consulta:
ÁLVAREZ LÓPEZ, ENRIQUE. 1960. “El viaje a América de Humboldt y Aimé Bonpland y las relaciones científicas de ambos expedicionarios con los naturalistas de su tiempo”. Tomo II
MANCINI, JULES. 1944 “Bolivar et l'émancipation des colonies espagnoles des origines à 1815”
CHARDON E. CARLOS. 1949 “Los naturalistas en la América Latina”. Tomo I


martes, 8 de octubre de 2013

Amar a México ©Ivette Durán Calderón





@ Ivette Durán Calderón*

Amar a un país, cuna de tu nacimiento o amoroso abrigo del foráneo, es de bien nacido. Cuidar el nombre de tu suelo patrio es un deber, pero mucho más lo es mantener en alto su bandera.
Amar a un país no es solamente amar su suelo, su gente, su comida, sus costumbres, su idiosincrasia y sus tradiciones, sino aprender a convivir con ellas.
México de manera especial, como país latinoamericano y geográficamente ubicado en América del Norte, absorbe día a día la interculturalidad por ser país receptor de inmigrantes y exportador de emigrantes.
Mexicanos y mexicanas luchan por sus intereses, lidian con los avatares políticos, sopesan la inconformidad de las masas, toleran inconformes la corrupción,  luchan contra la violencia,  sufren impotentes  el flagelo del narcotráfico y se solidarizan ante cualquier desastre de la naturaleza.  A ellos se suman los miles de habitantes extranjeros residentes o turistas de paso que llegaron y decidieron quedarse. Es decir, en México, nada  hay que sea distinto a cualquier otro país del mundo en mayor o menor medida.
En México la lengua oficial es el español, pero su español tiene la peculiaridad de contar con modismos  expresivos tan marcados que indudablemente hablan un español mexicanizado, no solamente por la entonación o acento, sino por las palabras, expresiones y jerga popular , sin ella es casi imposible tanto hablar como entender lo que se habla.
“¡Mande!”, para pedir la repetición de una pregunta, o para responder a un llamado; “¿A poco?” para expresar sorpresa de manera interrogativa (frase sinónima de ¿es verdad lo que dices?);  “¡Aguas!” equivale a advertencia de peligro o toma de previsiones;  “¡Abusado(a)!”  para pedir que tomen recaudos y evitar ser sorprendidos. En fin, la lista es larga.
El lenguaje gestual es muy importante pues la vulgarmente famosa “peineta” (exhibir el dedo medio) o la igualmente vulgar “corte de manga” (doblar el brazo y a la altura interna del codo colocar la mano opuesta) en México, se reemplaza con la “garra” (mostrar la mano con los dedos doblados exhibiendo las uñas) señal de protesta, rebeldía, insulto, negativa; y de esos hay varios ejemplos.
Caminar por cualquier Estado mexicano y disfrutar de su variada gastronomía  es ritual diario. La cocina tradicional mexicana es un modelo cultural completo que comprende actividades agrarias, prácticas rituales, conocimientos prácticos antiguos, técnicas culinarias y costumbres y modos de comportamiento comunitarios ancestrales. La declaración que se hizo a la comida mexicana como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por parte de la UNICEF, está plenamente justificada, a ello hacen honor los tradicionales “tacos”, “quesadillas”, “sopes”, “gorditas”, “pastes”, “chilaquiles”, “mole”, “tamales”, “atole”, “tinga”, “pozole” y un interminable etcétera, al cual añado el tequila, pulque y otras bebidas espirituosas sin olvidar su "aguas" de guayaba, jamaica, tamarindo y demás exquisiteces.
El mariachi, música de cuerdas, canto y trompeta, es sólo una parte del magnífico folklore mexicano, México es más que mariachis, México es la cuna de artistas, actores y actrices de renombre internacional, cantantes, poetas y escritores que brillaron y triunfan allende fronteras.
México como cualquier otro país cuenta con gente buena y de la otra, la mayoría es gente bondadosa, noble, afectiva y hospitalaria. México muestra las maravillas históricas de su rica cultura frente a la modernidad y desarrollo permanente.
Por todo eso, y aunque me quedé corta, yo amo a México.
*ivette Durán Calderón es escritora e investigadora contemporánea.



sábado, 13 de julio de 2013

No cabe duda alguna


No cabe duda alguna


@ Kary Kamalich

Tuve largas noches de insomnio,

derramé amargas lágrimas,

reí sin motivo alguno,

canté sin darme cuenta,

recibí el más dulce abrazo,

disfruté el más tierno beso.

No cabe duda alguna,


amé…fui amada.

domingo, 7 de julio de 2013

Soneto al beso @ Ivette Durán Calderón

Soneto al beso

@ Ivette Durán Calderón





Mientras  te platicaba, mirabas distraído
cómo movía los labios, dejaste de escuchar.
Y casi, casi, casi muy cerca de mi oído,
tímido preguntaste, si sabía besar

Esa sutil pregunta a mi alma ha traído
recuerdos y nostalgia con gracia virginal.
He besado esa frente plateada paternal,
las manos maternales en su último vahído.

He besado a mis hijos en amoroso abrigo,
también a mis amigos con gran fraternidad.
Y ahora que lo pienso, sin miedo te lo digo:

he besado a mis hombres con gran sensualidad.
Todo beso fingido es digno de castigo,
por eso cuando beso, lo hago de verdad.






The present of book


@Ivette Durán Calderón

“In spite of the advantages of electronics books, it still may be a Little too early to predict the end of traditional publishing”




Those of us who were educated like myself with the traditional printed texts-those bulky volumes of history or literature-can easily understand the benefits of utilizing digital texts. Experts in the publishing industry are even predicting that soon children will no longer have to lug those heavy bags and backpacks crammed with books, but rather access the Internet to download the necessary texts into their personal computers. There are some that even go beyond that, daring to suggest that even their classrooms will be replaced one day a virtual teacher giving classes over the Internet.
With the development of literary texts in an electronic format, the very act of Reading will undoubtedly see profound changes for this and future generations. The electronics books-or the e-books, as it’s known in today’s jargon-frightens some and excites others, and has become just another sign of how cutting-edge technology is revolutionizing the way in which we live.
Perhaps in 100 years, when archeologist study the history and chronicles off the turbulent and resplendent 21th century, they’ll have to speak about the Internet and the changes it wrought on the social structures and lifestyles at the dawn of the printed page bound in conventional books, or will this old technology have already disappeared requiring future generations to read it in an electronic format?
According to specialists, the printed page is still the best format for the human eye due to the limitations imposed on Reading speed by computer screen resolution. Although the screen letters aren’t as clear as those made by ink on paper, the e-books compensate by other digital advantages, such as the ability to alter the size and font of letters. Some of the e-readers even have sound and images that convert them into complete interactive instruments, making them very attractive for children’s texts, for example.

Even so, conventional books don’t need batteries or any other source of power to be enjoyed. Although there’s an old proverb that says “you shouldn’t judge a book by its cover”, many consummate readers still practice this species of courtship. This is evident when we stand before the shelves of a bookstore and take a book in our hands, delicately turning its pages and caressing its cover in a ritual of discovery and enlightenment until, succumbing to its enchantment, we decide to take it home and enjoy the mystical and magical experience of reading.

El presente del libro

@ Ivette Durán Calderón



“A pesar de todas las ventajas del libro en formato electrónico, quizás sería un tanto apresurado pronosticar el fin de los ejemplares tradicionales”
Quienes como yo se educaron con los tradicionales textos impresos, aquellos abultados volúmenes de historia o literatura, reconocen la ventaja de consultar textos digitales. Incluso, expertos en la industria editorial predicen que muy pronto los niños no tendrán que cargar pesadas mochilas y bolsas llenas de libros, sino que accediendo a la Red podrán descargar en sus computadores personales todos los textos que necesitan para su educación. Y hay quienes van más allá aventurándose a sugerir que las aulas serán suplantadas por un maestro virtual vía Internet.
Con el desarrollo de los textos literarios en formato electrónico, el acercamiento a la lectura de ésta y futuras generaciones tendrá, indefectiblemente, que cambiar. El libro electrónico-o el e-libro, en aras de la economía verbal tan reclamada actualmente- asusta a muchos y entusiasma a otros, y e ha convertido en una muestra más de cómo las nuevas tecnologías están revolucionando la forma en que vivimos.
Dentro de 100 años, cuando se estudien las historias y crónicas del turbulento y fulgurante siglo XXI, habrá que hablar de la Internet y de los cambios que introdujo en el funcionamiento de las estructuras sociales y en los estilos de vida de los albores del tercer milenio. Pero, ¿quedará esa historia registrada en libros convencionales de papel o, habiendo desaparecido estos para siempre, deberán las futuras generaciones leerla en formato electrónico?
Según especialistas, la página impresa sigue siendo el medio más adecuado para el ojo humano como consecuencia de la lentitud en la lectura que provoca  la resolución de las pantallas de las computadoras. Aunque la lectura no sea tan clara como la tinta sobre el papel, los e-libros compensan, sin embargo, con ventajas digitales, como capacidad de cambiar el tamaño de la letra y algunos cuentas con sonidos e imágenes que los convierten, por añadidura, en instrumentos completamente interactivos, lo que resulta muy atractivo en textos infantiles, por ejemplo.

Sin embargo, un libro convencional no necesita batería ni ninguna otra fuente de energía para ser utilizado. Y, aunque reza un viejo proverbio que “no hay que juzgar al libro por la portada”, muchos lectores consumados seguirán practicando esa especie de cortejo, cuando nos paramos frente al estante de la librería, tomamos el libro en nuestras manos, abrimos delicadamente sus páginas, acariciamos la cubierta, en un ritual de descubrimiento y deslumbramiento en el que caemos rendidos a sus encantos.

jueves, 4 de julio de 2013

Me ha faltado...eso - Ivette Durán Calderón


@ Ivette Durán Calderón



Amor, me ha faltado lo confieso,
una expresión mínima de afecto.
No hablo de abrazos ni de sexo…
simplemente, me ha faltado…eso.

Mi cuerpo ha experimentado todo,
hieles, mieles, olores y sabores.
Ternura indescriptible, pasión desenfrenada…
sin embargo, me ha faltado…eso.

No es el beso tierno, salvaje, esquivo o furtivo,
la huella de tus labios... yace en mi cuerpo.
Pero ese beso suave, ese beso en mi cuello,
es lo que necesito, me ha faltado…eso.

miércoles, 2 de enero de 2013

Agradecimiento ©Ivette Durán Calderón


La única relación del hombre con la felicidad es el agradecimiento: ahí reside su dignidad.

Pienso en eso que leí alguna vez para presentar mis saludos por las fechas de fin de año. Y si algo trae el Nuevo Año es, sin duda alguna, felicidad.

Con la felicidad sucede igual que con la verdad: no se la tiene, sino se está en ella.

Agradecemos muchas cosas en un fin de año: el permanecer con nuestras familias, disfrutar y servir con nuestro trabajo, buscar un futuro mejor. Sí, la felicidad no es más que un estar envuelto, afirmado.

En el nuevo año los escritores  también agradecemos muchas cosas. Primero, recoger la fuerza e iniciativa de nuestros  lectores para señalar con mayor exactitud nuestro camino y trabajar sin pausa para conseguir nuestros objetivos.

No introduciré deslumbrantes conceptos literarios, prefiero una verdad sencilla y por eso mismo luminosa: mi objetivo es escribir eficientemente para usted.

Felicidad, larga vida y un abrazo caluroso desde mi espacio literario.



The only way mankind can achieve happiness is though thankfulness: therein lies the secret to dignity.

This statement that I once read is a great way to preface my best wishes to you for the holidays. If it’s one thing the New Year bring, it’s happiness.

Achieving happiness is very much like knowing the truth: you never really “own” these attributes, you simply live by them.

We’re thankful for a lot at the year: to the with our families, to enjoy our work and be of service, to look for a better future. Yes, happiness is no more than being involved and feeling validated.

In the new year  the writers we’re thankful for many things. First, for the effort and initiative made by our readers to fine-tune our direction and their tireless labor in achieving our goals. I’m not going to present dazzling  literary concepts,  but rather a simple truth that’s simultaneously enlightening:  my  objective is  write efficiently for you.

Happiness, long life and a warm embrace from  my literary space.