No estoy sola, sin embargo me siento particularmente triste.
Tampoco me siento deprimida ni melancólica pero, estoy triste.
Estoy consciente de que la tristeza es un estado emocional,
puede ser leve, intermedia o profunda, no sé cómo es la mía, simplemente estoy
triste.
Dicen que depende del acontecimiento que ocasiona la tristeza
para poder superarla; diría entonces que mi tristeza es el súmmun de varios acontecimientos.
Estoy triste pero sonrío, con una sonrisa triste. No asocio
mi tristeza con el llanto, soledad o desamor. Es mi emoción natural, es mi
tristeza y tal como vino, se irá.
No siento rabia ni dolor. Simplemente alguien me decepcionó, me dejó
afuera e hirió mis sentimientos con algo que dijo o hizo. No lo vi ni lo
escuché, pero lo sé. Por eso estoy triste.
Perdí algo que era especial para mí; extraño a alguien, tuve
que decirle adiós. Si alguien muere, un familiar, amigo o una mascota, estamos
de duelo, entonces la tristeza se transforma en dolor.
No escuché noticia triste, ni supe de dolor ajeno, no vi una
melancólica película, ni escuché una lastimera canción, tampoco leí un
dramático párrafo ni repetí doloridos versos de amor. Estoy bien, pero triste.
Algo no salió como esperaba, algo no resultó como deseaba y
no me siento enfadada, no culpo a nadie, ni al destino ni a la vida. Pero me
puse triste.
Estoy triste y mi tristeza es mía, la dejo fluir, nada más.
Prosa estupenda, nacida de las vertientes de agua cristalina, de la cascada transparente, de una escritora lúcida, que ha resumido el valor de la tristeza, para convertirla en potencia creadora, en camino de a pie, para que los que la vemos en la platea, los simples humanos, podamos transitar su contextura de miel y yerba buena, sin desear la muerte.Carlos Garrido Chalén
ResponderEliminar