Movida por la curiosidad acerca de esta enigmática letra, poco utilizada en el español, encontré variada información; entre toda ella desgloso un artículo
periodístico del académico Rodríguez Adrados, donde hace unas reflexiones sobre
la letra k y la cantidad de palabras que hoy mucha gente se empeña en escribir
con esta letra.
Haciendo historia sobre la k, hay que recordar que el griego
antiguo tenía las letras k y q para el mismo sonido. Las dos pasan al latín,
donde ya existía la c. Pronto desaparece de esta lengua la letra k, triunfando
la c para este sonido y quedando la q como compañera inseparable de la u. Y los
cultismos procedentes del griego, al pasar por el latín cambian la k en c.
La c, heredada del latín, es la letra castiza, típica y
genuina del español.
Entonces, ¿por qué la moderna invasión de la k? Pues porque
cuando se toma una palabra directamente del griego, existe la tentación del uso
de la k. También pasa en inglés, a pesar de estar muy latinizado. Pero hay más.
La K es la undécima letra y la octava consonante del
alfabeto español y del alfabeto latino básico. Su nombre en español es
femenino: la ka, en plural kas
Las lenguas germánicas se escribieron con un alfabeto
prácticamente griego, por lo que abundaba la letra k. Su triunfo fue total en
alemán. Y de ahí nos llegan apellidos como Kant, Kodack, Krause, y surgen en
español, kantismo, krausismo, etcétera. Y otras como kinder, káiser,
Volkswagen... Alemanes e ingleses trajeron a Occidente cosas exóticas que se
escribían con k: de India, karma, Kamasutra; de Japón, kamikaze; y de China nos
llega el kiwi. Y como las lenguas eslavas tienen también alfabeto griego,
abunda la k: Kremlin, Kruschev, etcétera. Todas exóticas, diferentes. Y el que
quiere distinguirse echa mano de la k. Aunque no la necesite. Se ha convertido
en un rasgo distintivo frente a la c y la q. O un recurso cómodo que muchos
jóvenes utilizan en los teléfonos celulares para ahorrar letras.
La k distingue y provoca, pero no es nuestra. Y lo cierto es
que para ese sonido, en español, con nuestra c y alguna que otra q, nos basta y
sobra.
Kary…Qary…Cary… me quedo con la K.