martes, 8 de octubre de 2013

Amar a México ©Ivette Durán Calderón





@ Ivette Durán Calderón*

Amar a un país, cuna de tu nacimiento o amoroso abrigo del foráneo, es de bien nacido. Cuidar el nombre de tu suelo patrio es un deber, pero mucho más lo es mantener en alto su bandera.
Amar a un país no es solamente amar su suelo, su gente, su comida, sus costumbres, su idiosincrasia y sus tradiciones, sino aprender a convivir con ellas.
México de manera especial, como país latinoamericano y geográficamente ubicado en América del Norte, absorbe día a día la interculturalidad por ser país receptor de inmigrantes y exportador de emigrantes.
Mexicanos y mexicanas luchan por sus intereses, lidian con los avatares políticos, sopesan la inconformidad de las masas, toleran inconformes la corrupción,  luchan contra la violencia,  sufren impotentes  el flagelo del narcotráfico y se solidarizan ante cualquier desastre de la naturaleza.  A ellos se suman los miles de habitantes extranjeros residentes o turistas de paso que llegaron y decidieron quedarse. Es decir, en México, nada  hay que sea distinto a cualquier otro país del mundo en mayor o menor medida.
En México la lengua oficial es el español, pero su español tiene la peculiaridad de contar con modismos  expresivos tan marcados que indudablemente hablan un español mexicanizado, no solamente por la entonación o acento, sino por las palabras, expresiones y jerga popular , sin ella es casi imposible tanto hablar como entender lo que se habla.
“¡Mande!”, para pedir la repetición de una pregunta, o para responder a un llamado; “¿A poco?” para expresar sorpresa de manera interrogativa (frase sinónima de ¿es verdad lo que dices?);  “¡Aguas!” equivale a advertencia de peligro o toma de previsiones;  “¡Abusado(a)!”  para pedir que tomen recaudos y evitar ser sorprendidos. En fin, la lista es larga.
El lenguaje gestual es muy importante pues la vulgarmente famosa “peineta” (exhibir el dedo medio) o la igualmente vulgar “corte de manga” (doblar el brazo y a la altura interna del codo colocar la mano opuesta) en México, se reemplaza con la “garra” (mostrar la mano con los dedos doblados exhibiendo las uñas) señal de protesta, rebeldía, insulto, negativa; y de esos hay varios ejemplos.
Caminar por cualquier Estado mexicano y disfrutar de su variada gastronomía  es ritual diario. La cocina tradicional mexicana es un modelo cultural completo que comprende actividades agrarias, prácticas rituales, conocimientos prácticos antiguos, técnicas culinarias y costumbres y modos de comportamiento comunitarios ancestrales. La declaración que se hizo a la comida mexicana como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por parte de la UNICEF, está plenamente justificada, a ello hacen honor los tradicionales “tacos”, “quesadillas”, “sopes”, “gorditas”, “pastes”, “chilaquiles”, “mole”, “tamales”, “atole”, “tinga”, “pozole” y un interminable etcétera, al cual añado el tequila, pulque y otras bebidas espirituosas sin olvidar su "aguas" de guayaba, jamaica, tamarindo y demás exquisiteces.
El mariachi, música de cuerdas, canto y trompeta, es sólo una parte del magnífico folklore mexicano, México es más que mariachis, México es la cuna de artistas, actores y actrices de renombre internacional, cantantes, poetas y escritores que brillaron y triunfan allende fronteras.
México como cualquier otro país cuenta con gente buena y de la otra, la mayoría es gente bondadosa, noble, afectiva y hospitalaria. México muestra las maravillas históricas de su rica cultura frente a la modernidad y desarrollo permanente.
Por todo eso, y aunque me quedé corta, yo amo a México.
*ivette Durán Calderón es escritora e investigadora contemporánea.