Una vez más se ha cumplido el mandato testamentario del
filántropo Alfred Nobel:" Se entregará anualmente el premio “a quien haya
producido en el campo de la literatura la obra más destacada, en la dirección
ideal”.
Luego de que en 1909, su coterránea Selma Ottilia Lovisa
Lagerlöf , escritora sueca de fama
universal fuera la primera mujer en obtener un Premio Nobel de Literatura, una vez
más las mujeres nos sentimos orgullosas con el lauro logrado por la periodista
ucraniana Svetlana Alexievich, merecidamente ganadora del Nobel 2015. No es
cuestión de feminismo, sino, de lógica de género. En todo caso, todo ganador es celebrado por
sus admiradores y secretamente envidiado por sus gratuitos detractores.

Codiciado por muchos,
repudiado y hasta ignorado por otros, el premio no deja indiferente a
nadie que se precie de estar dentro del mundo literario.
Es precisamente, por estas fechas en que literatos en sus diferentes modalidades recuerdan que el esfuerzo es
recompensado y esperan vivir mucho tiempo para tal vez, merecerlo.
Acuerdos e inconformidades rodean, como en todo ámbito,
algunos se resignan otros quedan resentidos y siguen a la espera de alcanzar la
gloria.
Vale la pena retrotraer a nuestra mente pinceladas curiosas
de este singular acontecimiento:
Once de los autores galardonados con el premio fueron de
habla hispana.
Es considerado un galardón polémico debido a que se ha
ignorado a autores que realizaron aportes significativos a las letras y son reconocidos
a nivel mundial.
Dos de los ganadores rechazaron recibir el premio:
Borís
Leonídovich Pasternak en 1958 (bajo una intensa presión del gobierno
soviético). Ocurrió en 1958, años conflictivos de la Guerra Fría, cuando la
entonces URSS tenía que sentar la diferencia necesaria entre el eje socialista
y Occidente. Pasternak, autor del Doctor
Zhivago, era un autor conocido a este lado del mundo y había sido
considerado desde 1946, fue el séptimo intento que le otorgó el Nobel. Al
ser notificado del premio, Pasternak envió una carta de agradecimiento a la
Academia Sueca, pero a los pocos días, bajo presión del gobierno soviético,
debió desdecirse y envió otra carta donde rechazaba el honor:
"Considerando el significado que este premio ha tomado en la sociedad a la
que pertenezco, debo rechazar este premio inmerecido que se me ha concedido.
Por favor, no tomen esto a mal".
El otro personaje es Jean-Paul Sartre en 1964 (alegando que
su aceptación implicaría perder su identidad de filósofo). El filósofo y
escritor francés Jean Paul Sartre negó el Premio por ser contrario a su
pensamiento. En una carta dirigida a la Academia Sueca, el autor de La náusea explicó que aceptar el premio
lo comprometería con una institución, afectando su estatus de libre pensador.
Sartre no quería tomar lado en la batalla entre Este y Oeste y aceptar este
premio lo pondría en conflicto con su simpatía comunista. Sartre fue más allá. Una semana antes del
premio, en una carta del 14 de octubre dirigida al Comité del Nobel, dijo que
no deseaba el premio. "No quiero privar a algún otro concurrente de la
posibilidad de recibirlo" (incluyendo los 52,000 dólares de premio).
Renunciar por adelantado fue para el escritor "para no cometer la
indelicadeza de rechazarlo en caso de que le fuera conferido".
Hasta hoy se considera inaudito que 1935 fuera el único año
en que el premio fue declarado desierto.
Otro detalle llamativo del premio de la Academia sueca, es su
alta confidencialidad, ya que por décadas, no se pudo saber cuáles fueron los
nominados entre los años 1901 a 1950, ya que había prohibición de divulgación,
lo que recién se reveló hace pocos años. Los nominados de la segunda mitad del
siglo se conocerán en cincuenta años
más.
El premio fue compartido en cuatro ocasiones, en 1904: entre
Frédéric Mistral y José Echegaray; 1917: entre
Karl Gjellerup y Henrik Pontoppidan; 1966: Shmuel Agnon y Nelly Sachs, y 1974: entre
Eyvind Johnson y Harry Martinson. Lamentablemente, estos nombres pasaron al
olvido.
El proceso para llegar al ganador podría resumirse de la
siguiente manera: La lista amplia se recibe hasta el 31 de enero y es secreta.
Estos nominados son evaluados por el comité de la Academia sueca. Una gran
parte de los nombres son descartados rápidamente por no tener la calidad
necesaria y los postulantes restantes son estudiados a fondo. En abril existe
una lista reducida de candidatos y para antes de agosto ya quedan cinco
finalistas. A mediados de septiembre cada miembro del comité tiene un elegido,
y se hace la deliberación hasta que un candidato tenga más de la mitad de los
votos, lo que se define el mes de octubre.
Francia lidera el número de escritores premiados; mientras
que son las obras en lengua inglesa las más premiadas.
Autores como José Luis Borges, Julio Cortázar, Augusto Roa Bastos, Federico García Lorca,
Marcel Proust, James Joyce, Frank Kafka, Paul Valéry, Emile Zola o Liev Tolstói figuran entre los que mereciéndolo, nunca recibieron el galardón.
Sólo se concede el Premio Nobel a personajes vivos en el momento de la
nominación final.
Once de los galardonados han sido hispanohablantes: seis
latinoamericanos y cinco españoles.
Una sola mujer latinoamericana ha recibido hasta ahora el
Premio Nobel: Gabriela
Mistral, ilustre escritora y poetisa chilena, hace, exactamente setenta años.
