jueves, 8 de octubre de 2015

Vivir en el anonimato © Ivette Durán Calderón


@Ivette Durán Calderón





Nietzche afirma que la modestia es una gran mentira…admirable tal vez si tiene límite, como lo es para mí la alabanza, aunque digo que en voz propia… envilece, cierra puertas y ventanas, despierta pasiones encontradas, envidia, frustración ... aparejadas.
Vanidad absurda y modestia persistente, separadas por un abismo sin aprender a situarse… no logran ubicarse en el justo medio del valor o la cobardía.
¿Qué falta…? Tal vez apreciación cierta de la real valía sin lesionar vanidad ni modestia.
Falsa modestia... que esconde cualidades. Cobarde sentimiento injusto que no permite dar a conocer lo que se es... lo que se tiene... lo que se sabe.
“Por sus obras los conoceréis” …dice la Biblia. ¿Cómo dar a conocer las mejores obras…? …¿Dónde? …¿Sin despertar envidia…ni ser ególatra, o hacerse esclavo de la vanidad?
Vivir en el anonimato, o… casi, es depender de estribos inferiores, disponibles, perennes pero fríos, porque la vida…la vida es una constante duda entre el recato y la jactancia.

Es entonces cuando el anonimato se convierte en el mejor escudo contra la envidia, la maldad. Es entonces cuando uno debe mostrarse al mundo con esa falsa modestia que le permitirá subsistir. Es entonces cuando se cumple la locución del comediógrafo latino Tito Macio Plauto  en su obra Asinaria, donde el texto exacto dice: "Lupus est homo homini, non homo, quom qualis sit non novit." (Lobo es el hombre para el hombre, y no hombre, cuando desconoce quién es el otro).

De Selma a Svetlana, catorce plumas femeninas galardonadas con la máxima distinción: El Premio Nobel de Literatura. @Ivette Durán Calderón



Una vez más se ha cumplido el mandato testamentario del filántropo Alfred Nobel:" Se entregará anualmente el premio “a quien haya producido en el campo de la literatura la obra más destacada, en la dirección ideal”.
Luego de que en 1909, su coterránea Selma Ottilia Lovisa Lagerlöf ,  escritora sueca de fama universal fuera la primera mujer en obtener un Premio Nobel de Literatura, una vez más las mujeres nos sentimos orgullosas  con el lauro logrado por la periodista ucraniana Svetlana Alexievich, merecidamente ganadora del Nobel 2015. No es cuestión de feminismo, sino, de lógica de género.  En todo caso, todo ganador es celebrado por sus admiradores y secretamente envidiado por sus gratuitos detractores.


Codiciado por muchos,  repudiado y hasta ignorado por otros, el premio no deja indiferente a nadie que se precie de estar dentro del mundo literario.

Es precisamente, por estas fechas en que literatos en sus diferentes modalidades recuerdan que el esfuerzo es recompensado y esperan vivir mucho tiempo para tal vez, merecerlo.

Acuerdos e inconformidades rodean, como en todo ámbito, algunos se resignan otros quedan resentidos y siguen a la espera de alcanzar la gloria.

Vale la pena retrotraer a nuestra mente pinceladas curiosas de este singular acontecimiento:

Once de los autores galardonados con el premio fueron de habla hispana.

Es considerado un galardón polémico debido a que se ha ignorado a autores que realizaron aportes significativos a las letras y son reconocidos a nivel mundial.

Dos de los ganadores rechazaron recibir el premio: 
Borís Leonídovich Pasternak en 1958 (bajo una intensa presión del gobierno soviético). Ocurrió en 1958, años conflictivos de la Guerra Fría, cuando la entonces URSS tenía que sentar la diferencia necesaria entre el eje socialista y Occidente. Pasternak, autor del Doctor Zhivago, era un autor conocido a este lado del mundo y había sido considerado desde 1946,  fue  el séptimo intento que le otorgó el Nobel. Al ser notificado del premio, Pasternak envió una carta de agradecimiento a la Academia Sueca, pero a los pocos días, bajo presión del gobierno soviético, debió desdecirse y envió otra carta donde rechazaba el honor: "Considerando el significado que este premio ha tomado en la sociedad a la que pertenezco, debo rechazar este premio inmerecido que se me ha concedido. Por favor, no tomen esto a mal".

El otro personaje es Jean-Paul Sartre en 1964 (alegando que su aceptación implicaría perder su identidad de filósofo). El filósofo y escritor francés Jean Paul Sartre negó el Premio por ser contrario a su pensamiento. En una carta dirigida a la Academia Sueca, el autor de La náusea explicó que aceptar el premio lo comprometería con una institución, afectando su estatus de libre pensador. Sartre no quería tomar lado en la batalla entre Este y Oeste y aceptar este premio lo pondría en conflicto con su simpatía comunista.  Sartre fue más allá. Una semana antes del premio, en una carta del 14 de octubre dirigida al Comité del Nobel, dijo que no deseaba el premio. "No quiero privar a algún otro concurrente de la posibilidad de recibirlo" (incluyendo los 52,000 dólares de premio). Renunciar por adelantado fue para el escritor "para no cometer la indelicadeza de rechazarlo en caso de que le fuera conferido".

Hasta hoy se considera inaudito que 1935 fuera el único año en que el premio fue declarado desierto.

Otro detalle llamativo del premio de la Academia sueca, es su alta confidencialidad, ya que por décadas, no se pudo saber cuáles fueron los nominados entre los años 1901 a 1950, ya que había prohibición de divulgación, lo que recién se reveló hace pocos años. Los nominados de la segunda mitad del siglo se conocerán en cincuenta  años más.

El premio fue compartido en cuatro ocasiones, en 1904: entre Frédéric Mistral y José Echegaray;  1917: entre Karl Gjellerup y Henrik Pontoppidan; 1966: Shmuel Agnon y Nelly Sachs, y 1974: entre Eyvind Johnson y Harry Martinson. Lamentablemente, estos nombres pasaron al olvido.

El proceso para llegar al ganador podría resumirse de la siguiente manera: La lista amplia se recibe hasta el 31 de enero y es secreta. Estos nominados son evaluados por el comité de la Academia sueca. Una gran parte de los nombres son descartados rápidamente por no tener la calidad necesaria y los postulantes restantes son estudiados a fondo. En abril existe una lista reducida de candidatos y para antes de agosto ya quedan cinco finalistas. A mediados de septiembre cada miembro del comité tiene un elegido, y se hace la deliberación hasta que un candidato tenga más de la mitad de los votos, lo que se define el mes de octubre.

Francia lidera el número de escritores premiados; mientras que son las obras en lengua inglesa las más premiadas.

Autores como José Luis Borges, Julio Cortázar,  Augusto Roa Bastos, Federico García Lorca, Marcel Proust, James Joyce, Frank Kafka, Paul Valéry, Emile Zola o Liev Tolstói figuran entre los que mereciéndolo, nunca recibieron el galardón.

Sólo se concede el Premio Nobel  a personajes vivos en el momento de la nominación final.

Once de los galardonados han sido hispanohablantes: seis latinoamericanos y cinco españoles.

Una sola mujer latinoamericana ha recibido hasta ahora el Premio Nobel: Gabriela 
Mistral, ilustre escritora y poetisa chilena, hace, exactamente setenta años.