@Ivette Durán Calderón
Celebrar el Día del
libro sin recordar a su creador, nos haría pecar de ingratos. De igual modo, desconocer la cronología de
los acontecimientos, despierta en los más curiosos una sensación de inconformidad.
Por lo expuesto, recordar o conocer detalles olvidados, nos hará sentirnos
afines y compenetrados. Los datos compilados y extractados de variadas fuentes
nos permiten saber por qué paulatinamente los países se han ido abriendo a esta
celebración haciendo de ella un acontecimiento internacional digno de encomio:
Un día dedicado a la
cultura en el imaginario de su creador
El editor, traductor y escritor valenciano Vicente Clavel
Andrés, durante años periodista en El Pueblo de Valencia con Félix Azzati, y
conspicuo activista republicano antes de dedicarse al negocio editorial, es,
probablemente, conocido en la historia de la edición en España, sobre todo, por
haber conseguido sacar adelante con empeño personal desde 1922 su iniciativa de
establecer en el país de manera oficial un Día del Libro, que por fin encuentra
acogida gubernamental en febrero de 1926. Sin embargo no es menos destacable su
tarea profesional y cultural con la Editorial Cervantes hasta entrados los años
sesenta. Clavel inicia, muy joven, en Valencia su andadura como editor en 1916 tomando
sin duda como modelo inicial de editorial popular la Editorial Prometeo e Vicente Blasco Ibáñez y Francisco Sempere.
No obstante, construirá pronto un modelo propio para sobrevivir comercialmente
hablando. Trasladada su actividad comercial editora a Barcelona, mantendrá
siempre con su ciudad natal un estrecho contacto tanto profesional como
ciudadano. Vicente Clavel tendrá un importante grado de implicación
personal-profesional con su empresa por medio de su labor como traductor,
prologuista, o incluso escribiendo él mismo algunas obras.
Para que una fiesta se celebre por millones de personas en
más de 100 países, una serie de acontecimientos casi imposibles deben suceder.
Vicente Clavel imaginó un día dedicado a la cultura a través de la literatura, los
libros y las rosas lo convirtieron en una fiesta internacional.
El Origen del día del libro se remonta a 1926. El 23 de abril
de 1616 fallecían Cervantes, Shakespeare e Inca Garcilaso de la Vega. También
en un 23 de abril nacieron – o murieron – otros escritores eminentes como
Maurice Druon, K. Laxness, Vladimir Nabokov, Josep Pla o Manuel Mejía Vallejo.
Por este motivo, esta fecha tan simbólica para la literatura universal fue la
escogida por la Conferencia General de la UNESCO para rendir un homenaje
mundial al libro y sus autores, y alentar a todos, en particular a los más
jóvenes, a descubrir el placer de la lectura y respetar la irreemplazable
contribución de los creadores al progreso social y cultural.
La idea original de la celebración del Día del Libro partió
de Cataluña, Vicente Clavel Andrés, la propuso a la Cámara Oficial del Libro de
Barcelona en 1923 y fue aprobada por el rey Alfonso XIII de España en 1926.
El 7 de Octubre de 1926 fue el primer Día del Libro, poco
después, en 1930, se instaura definitivamente la fecha del 23 de abril como Día
del Libro, donde este día coincide con Sant Jordi - San Jorge, patrón de
Alemania, Aragón, Bulgaria, Cataluña, Etiopía, Georgia, Grecia, Inglaterra,
Líbano, Lituania, Países Bajos, Portugal, Eslovenia y México. Es tradicional
regalar una rosa al concluir una lectura, evento o pregón y que los enamorados
y personas queridas se intercambien una rosa y un libro.
En 1995 el día del libro se convierte en una FIESTA MUNDIAL.
El Día del Libro fue propuesto por la Unión Internacional de Editores (UTE), y presentado
por el gobierno español a la Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). En 1995, se aprobó proclamar el 23
de abril de cada año el "Día Mundial del Libro y del Derecho de
Autor".
Vicente Clavel Andrés,
fue quien creó o inventó el Día del Libro. ¿Cuánto sabemos de Clavel Andrés?........
Vicente Clavel Andrés (Valencia, 1888 - Barcelona, 1967),
escritor, traductor, periodista y editor valenciano afincado en Barcelona, se
dedicó a la difusión de la cultura a través de los libros en la cámara oficial
del Libro de Barcelona. Promotor de autores hispanoamericanos y creador del día
del libro en 1926, inspirado en Miguel de Cervantes y su libro Don Quijote de
la Mancha, no pudo negar la enseñanza y acceso universal a la cultura. Toda una
personalidad en cuanto a los libros en España se refiere.
Vicente Clavel contribuyó con sus ideas quijotescas, que
pretendían el acceso universal a la cultura a través de los libros, a que hoy,
casi todas las personas hispanoamericanas puedan visitar bibliotecas y adquirir
libros sin dificultad. A todos y todas nos ha influido en mayor o menor medida
el Decreto del Día del Libro de 1926 (Véase más abajo). Los años 20 del pasado
siglo fueron momentos difíciles para divulgar la cultura, instaurar un decreto
de fomento de la lectura requería de habilidades personales y sociopolíticas,
luchar contra molinos de viento, visitar palacios, amar a doncellas,... sabemos
que la obra de Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, ayudó al buen
amante de la literatura Vicente Clavel a conseguir su propósito, y así lo hizo,
aunque Vicente no estuvo solo en esta andadura, las rosas de Sant Jordi - San
Jorge le ayudaron a consolidar la fiesta. Contó también con la imprescindible
simpatía y apoyo de los escritores, editores, libreros, bibliotecarios,
lectores y personajes singulares de la época.
Cronología del Día del Libro
Prehistoria: La piedra y madera sirven como soporte de los
"casi primeros libros". Biblos y liber se definen como, corteza
interior de un árbol. Tatuajes en el cuerpo humano, servían también para
expresarse, creando "semi libros" vivientes.
6000 a. C.: Símbolos de la escritura Jiahu, en China, sobre
caparazones de tortuga. Actualmente no hay consenso sobre si era realmente una
escritura.
4000 a. C. a 3001 a.C: El más antiguo soporte de papiro que
ha llegado a nuestros días, aunque no tiene nada escrito, se descubrió en la
tumba de Hemaka, de la Primera Dinastía de Egipto, de alrededor del 3035 a. C.
3000 a. C. a 2001 a.C: Tablillas de arcilla utilizadas en
Mesopotamia en el año 3.000 antes de Cristo. Mediante el instrumento stilus,
sumerios y asirios imprimían carácteres en forma de cuña (Escritura cuneiforme)
en la arcilla antes de ser cocida.
2000 a. C a 1001 a.C: En China, los libros eran de láminas de
bambú, hueso escamas, madera o seda. En la India, hojas de palma seca.
700 a.C a 601 a.C: En el siglo VII antes de Cristo, en Nínive
fueron encontradas 22.000 tablillas, era la biblioteca de los reyes de Asiria
que disponían de talleres de copistas y lugares idóneos para su conservación.
Esto supone que había una organización en torno al libro, un estudio sobre su
conservación, clasificación, etc.
600 a.C. a 501 a.C.: No se tienen muchas referencias acerca
de los libros concernientes a la Grecia clásica. Algunos vasos del siglo v a.
C. y del siglo vi a. C. representan unos volumina. No existía, sin duda, el
comercio con el libro, pero existían algunos lugares dedicados a la venta de
los mismos. Se referencian los concursos literarios de poetas griegos,
tragedias griegas...
400 a.C. a 301 a.C: Progresivamente el pergamino fue
sustituyendo al papiro.
300 a.C. a 201 a.C: La Biblioteca de Alejandría fue en su
época la más grande del mundo.
173 a.C.: Los juegos florales o floralia (latín: Ludi
Floreales) fueron instaurados en la antigua Roma, y se celebran del 28 de abril
al 3 de mayo. Están dedicados a la diosa Flora. Su celebración es anual desde
173 a. C. Estos juegos, como otros juegos romanos, tenían un origen religioso.
En la actualidad, los juegos florales se celebran en muchos lugares, son
certámenes literarios promotores y difusores de una lengua, en los que se
premian obras literarias en prosa y en verso.
100 a.C. a 1 a.C.: El comercio del libro fue extendiéndose
progresivamente por todo el Imperio romano. El libro se difundió, por tanto,
gracias a la extensión del Imperio que implicó la imposición de la lengua
latina en la mayoría de los pueblos (España, África, etc.)
100 a 300: El códice sustituyó al volumen. El libro ya no era
un rollo continuo, sino un conjunto de hojas cosidas en forma rectangular, cuyo
formato se utiliza hoy en la actualidad. El papel, inventado en el siglo I,
reemplaza progresivamente al pergamino para ediciones económicas, el pergamino
se mantiene para ediciones de lujo.
1000 a 1100: Un herrero, Pi Cheng, inventó los caracteres
móviles para la impresión de libros, pero los grabados no tenían mucha calidad.
1323: Juegos florales de Toulouse. El origen de los juegos
florales en Cataluña y Valencia se encuentra en los que celebraba la Académie
des Jeux floraux en Toulouse (Francia), instaurados en año 1323 por la
Sobregaya Companhia de los Siete Trovadores y se celebraron hasta el año 1484.
1440: Johannes
Gutenberg (c. 1398 – 3 de febrero de 1468) fue un orfebre alemán, inventor de
la imprenta de tipos móviles moderna.
1449: Gutenberg publica el Misal de Constanza, primer libro
tipográfico del mundo. Recientes publicaciones, en cambio, aseguran que este
misal no pudo imprimirse antes de 1473 debido a la confección de su papel, y
por tanto no debió ser obra de Gutenberg.
1452: Gutenberg da comienzo a la edición de la Biblia de 42
líneas (también conocida como Biblia de Gutenberg).
1501: A los libros impresos antes del 1 de enero de 1501 se
les llama incunables.
1763: En Francia, el escritor y filósofo Denis Diderot
escribía una Carta sobre el comercio de libros encargada por la Comunidad de
Libreros de París. En este texto Diderot defiende los derechos de autor y la
posibilidad de que los creadores vivan dignamente de su trabajo.
1859: Juegos florales de Barcelona. Premio de honor, que se
otorgaba a la mejor poesía amorosa. 1879: Juegos florales de la Ciudad y Reino
de Valencia. Muchos más concursos literarios se establecen en todo el mundo,
mencionamos a los más significativos, los que pudieron influir en la creación
de la celebración del Día Mundial del Libro y su propulsor Vicente Clavel.
A partir de 1.900, El Día del Libro dispone o referencia
documentos y testimonios concretos. Para antes de Cristo y hasta el siglo xx,
la Cronología es extraída de Wikipedia Historia del libro.
1900: En 1900 un grupo de empresarios relacionados con la
literatura, interesados en la defensa de sus derechos adquiridos en materia de
propiedad intelectual, constituyen el Centro de la Propiedad Intelectual de
Barcelona.
1901: En 1901 se funda en Madrid la Asociación de la Librería
de España.
1909: Juegos florales internacionales, el concurso literario
en esperanto de más prestigio antes de la Segunda Guerra Mundial.
1916: En agosto de 1916, Vicente Clavel conoce en Barcelona
al escritor uruguayo José Enrique Rodó, preámbulo en España y América de la edición
e intercambio masivo de literatura hispanoamericana.
La traducción al español de libros en otras lenguas,
realizada por Vicente Clavel (Traductor de varios idiomas), es un hecho casi
más importante que la propia creación del Día del Libro, según profesionales
del sector.
1918: Personas como Gustavo Gili, Mariano Viada, Rubió y
Lluch, Miguel y Planas -- en contacto con la Casa de América, véase Federico
Rahola y Rafael Vehils-- constituyen, en 1918, la Cámara del Libro de
Barcelona. Poco después se constituye la Cámara del libro de Madrid.
1922: En 1922, por un decreto de José Sánchez Guerra, se
declaran oficiales las Cámaras del libro de Barcelona y Madrid.
1923: En 1923 la "Memoria" de la Cámara del libro
de Barcelona trae una primera noticia: Dedicar un día de cada año a celebrar la
Fiesta del Libro. Una iniciativa de Vicente Clavel, vicepresidente primero de
la Cámara del libro de Barcelona.
1925: El día 25 de Febrero de 1925, el editor y escritor
Vicente Clavel, reitera la proposición en la Cámara del libro de Barcelona e
inicia gestiones en Madrid.
1926: El día 6 de febrero de 1926, el rey Alfonso XIII de
España, firmaba el Real Decreto del DÍA DEL LIBRO. Un decreto que incluye la
celebración del Día del Libro, la instauración y ampliación de bibliotecas en
toda España y la incitación a la lectura entre toda la población. Hoy sabemos,
por declaraciones del propio Vicente Clavel, a un periodista, en 1967, que la
redacción del decreto es obra suya.
1927, 1928, 1929: Alternando con las famosas celebraciones de
la Exposición Internacional de Barcelona y con la Exposición Iberoamericana de
Sevilla, el Día del Libro se celebra el 7 de Octubre.
1930: Este año, después de una polémica de si sería mejor
seguir conmemorando la supuesta fecha del nacimiento de Cervantes (el 7 de
octubre) o la de su muerte (el día 23 de abril, comprobada documentalmente), se
acuerda celebrar el Día del Libro el 23 de Abril de cada año.
En Barcelona, la fiesta va tomando un cariz más popular y
comercial-paradas de libros en la calle, de todo tipo: circulares de la Cámara
Oficial del Libro a libreros y maestros, recordando los de celebrar la Diada,
mientras que en Madrid privan los actos académicos los de mayor solemnidad
.(...)
En el año 1930, la fiesta alcanza en Barcelona un éxito
extraordinario al que contribuye la edición de diversas novedades literarias
catalanas de una gran aceptación popular. Es por este tiempo que los editores
deciden publicar las novedades coincidiendo con el Día del Libro y organizan
actos de firmas de ejemplares por los autores.
1931: Cervantes y San Jorge: una rosa y un libro. Al día
siguiente de aquel Día del Libro de 1931, un periodista barcelonés escribía:
"Es de esperar que la próxima jornada se celebrará el 23 de abril
coincidiendo con la de Sant Jordi, alcanzará aún mayor esplendor y será una verdadera
fiesta del libro..." El periodista resulta un buen profeta, y desde el
1931, la fiesta del libro se convirtió auténticamente popular.
1932: En Madrid la fiesta tomaba un cariz diferente. Ya en
1932 según Josep M. Arnaud de Lasarte o 1933 según Fernando Cendán Pazos, se
había intentado celebrar la "Feria del Libro de Madrid", de una
duración de más días, hoy en día contamos en el mundo con múltiples ferias
similares a la Feria del libro de Madrid, como pueden ser la Feria del Libro de
Buenos Aires originada en 1975, o la Feria internacional del Libro de
Guadalajara, creada en 1987.
1937: El estallido de la guerra civil española de 1936
dificulta seriamente la producción editorial: dificultades de papel, de
materias primas, inseguridad general. El Día del Libro del año 1937 todavía se
celebró con la aparición de algunas novedades literarias.
1938: Durante la guerra civil española el Departamento de
Cultura de la Generalitat de Catalunya intentó dar una sensación de normalidad
celebrando de una manera relevante el día del Libro que por excepción, fue el
día 15 de junio.
1939: Un país deshecho intentaba celebrar el Día del Libro
del 1939 en España.
1941: Las Cámaras Oficiales del Libro habían sido englobadas
en 1941 en una nueva entidad: Instituto Nacional del Libro Español ",
centralizado en Madrid, pero que en Barcelona mantuvo una activa y eficiente
delegación dirigida por August Matons, con la colaboración de Santiago
Aceitunas .
En 1924, en Argentina, el Decreto Nº 1038 del Gobierno
Nacional declara como oficial la "Fiesta del Libro", aunque no es
hasta 1941 que se asemeja al concepto de la festividad del Día del Libro.
Originada en un concurso literario organizado por el Consejo Nacional de
Mujeres e iniciado el 15 de junio de 1908. El 11 de junio de 1941, una
resolución Ministerial propuso llamar a la conmemoración "Día del
Libro" para la misma fecha, expresión que se mantiene actualmente.
1949: Ángela Ruiz Robles (1895-1975) patenta su
"Enciclopedia Mecánica" en España, el 7 de diciembre de 1949. El
predecesor del libro electrónico actual (E-Book).
1950: Desde 1950 la Fiesta del libro vuelve a ser popular.
Los Gremios de Libreros y Editores, con la colaboración del INLE, editan
carteles, sellos publicitarios, organizan exposiciones, sortean lotes de libros
entre los compradores.
1962: Se celebró en Barcelona el XVI Congreso de la Unión
Internacional de Editores, a cargo del INLE, el Día del Libro tuvo lugar el 12
de mayo.
1963: Manuel Fraga Iribarne, en el año 1963, inaugura el Día
del libro con un pregón defendiendo la licitud del libro en catalán y la
promoción de la lengua y la literatura catalana.
1967: Fallece Vicente Clavel, propulsor del Día del libro. En
1967, por iniciativa de un grupo de editores catalanes, el INLE editaba el
primer catálogo de libros en catalán.
1971: Michael Hart lidera el proyecto Gutenberg que busca
digitalizar libros y ofrecerlos gratis.
1992-1993: Francos Crugnola e Isabella Rigamonti planean y
realizan, por su tesina de licenciatura a la Politécnica de Milán, el primer
ebook (soporte electrónico por la sola lectura de textos) y lo llaman
"INCIPIT".
1993: Zahur Klemath Zapata registra el primer programa de
libros digitales, Digital Book, y se publica el primer libro digital.
1995: En 1995 el día del libro se convierte en una FIESTA
MUNDIAL. El Día del Libro fue propuesto por la Unión Internacional de Editores
(UTE), y presentada por el gobierno español a la Organización de las Naciones
Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). En 1995, se aprobó
proclamar el 23 de abril de cada año el "Día Mundial del Libro y del
Derecho de Autor".
Proclamación del 23 de abril como "Día Mundial del Libro
y del Derecho de Autor"1
La Conferencia General, Considerando que el libro ha sido,
históricamente, el elemento más poderoso de difusión del conocimiento y el
medio más eficaz para su conservación, Considerando, por consiguiente, que toda
iniciativa que promueva su divulgación redundará oportunamente no sólo en el
enriquecimiento cultural de cuantos tengan acceso a él, sino en el máximo
desarrollo de las sensibilidades colectivas respecto de los acervos culturales
mundiales y la inspiración de comportamientos de entendimiento, tolerancia y
diálogo, Considerando que una de las maneras más eficaces para la promoción y
difusión del libro -como lo demuestra la experiencia de varios países miembros
de la UNESCO- es el establecimiento de un "día del libro", con la
correspondiente organización de ferias y exposiciones, Observando que no se ha
adoptado una medida similar a nivel mundial, Suscribe la idea y proclama
"Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor" el 23 de abril de cada
año, fecha en que coincidieron, en 1616, los decesos de Miguel de Cervantes,
William Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega.
1.Actas de la
Conferencia General 28.ª reunión París, 25 de octubre -16 de noviembre de 1995.
Resolución aprobada, previo informe de la Comisión IV, en la 22ª sesión
plenaria, el 15 de noviembre de 1995.
2010: El 10 de Abril de 2010 se crea la web del
www.diadellibro.eu. Familia y amigos de Vicente Clavel colaboran aportando toda
la información disponible sobre el Día del libro y Vicente Clavel.
2014: El 23 de Abril, es una fiesta literaria celebrada por
millones de personas en el mundo en más de 100 países. El Día del libro se
encuentra en cada persona, empresa e institución que realiza un acto, pequeño o
grande. Colabore en su entorno y forme parte de la fiesta de la literatura más
celebrada de la historia.
2015: La web del www.diadellibro.eu llegó en 2015 a 856.011
usuarios únicos procedentes de 156 países diferentes desde 4.861 localidades
(Datos de Google Analytics).
2016: IV Centenario de la muerte de Miguel de Cervantes,
William Shakespeare e Inca Garcilaso de la Vega 23-04-1616 - 23-04-2016
¿Cómo se instituyó el Día del Libro?
El escritor y divulgador cultural español Josep M. Arnaud de
Lasarte escribió, un folleto titulado Los
cincuenta años del día del libro editado por Editorial Bruguera, SA-1976,
donde se explicaba el origen de esta fiesta cultural, cuyo extracto es tan
válido hoy como entonces:
Todas las cosas tienen un creador o al menos un espíritu que
las inspira. Y en el caso de la Fiesta del Libro el animador fue una persona
inquieta y entusiasta que muchos de nosotros todavía hemos conocido y tratado
en sus últimos años. Hablamos de don Vicente Clavel Andrés, escritor y editor
valenciano, amigo y correligionarios de Blasco Ibáñez, establecido desde el año
1920 en Barcelona, donde rigió durante mucho tiempo la Editorial Cervantes y
donde murió en 1967. Gran enamorado de la figura ilustre del creador del
Quijote, la editorial Clavel hizo de Miguel de Cervantes el ejemplo del
escritor, y del Don Quijote, el modelo del libro. No debe sorprendernos, pues,
que su editorial-fundada en Valencia en el año l9l6 se amparan bajo ese nombre
prestigioso, y que para honrar el "Príncipe de los Ingenios" quisiera
instituir un día especialmente dedicado a homenajearlo. Vicente Clavel creyó
que la fecha más apropiada para celebrarlo sería la del día de nacimiento de
Miguel de Cervantes y, de una manera aproximada, determinó que debía ser el 7
de octubre. Hay que decir que la fecha del nacimiento no consta documentalmente
como es frecuente en aquella época-, pero sí la de su bautizo, que fue el día 9
de octubre de 1547. Como que en español era normal que los recién nacidos
recibieran las aguas bautismales poco después de nacimiento, algunos autores
habían propuesto la fecha del 7 de octubre como la del nacimiento de Cervantes,
y así lo aceptó también Vicente Clavel. Este, desde el año 1922, era vocal de
la Cámara Oficial del Libro de Barcelona, entidad eficiente y prestigiosa que
había sido fundada en el año 1920 por el editor Gustau Gili, y que vivía atenta
a todo lo que representara difusión o enaltecimiento del libro. Y así,
encontramos que la Memoria de la Cámara Oficial de Barcelona, registra la
propuesta de Vicente Clavel en los siguientes términos:
"Día del Libro
Español. Otra iniciativa de nuestro, celoso compañero don Vicente Clavel:
dedicar un día de cada año a celebrar la Fiesta del Libro Español. Este modélico
proyecto pasó a estudio de la correspondiente ponencia y está pendiente de
decisión."
En la Memoria corresponde del año 1924 no encontramos ninguna
referencia, pero, en el año 1925, el día 2 de febrero, Clavel volvió a proponer
la celebración de la fiesta e inició las gestiones en Madrid. Finalmente, el
día 6 de febrero de 1926, el rey Alfonso XIII firmaba el Real Decreto por el
que se instituye, oficialmente, la "Fiesta del Libro Español." En
aquel entonces ocupaba el poder el Directorio presidido por el general Primo de
Rivera, ya uno de sus ministros se había dirigido la Cámara Oficial del Libro
con la confianza que serían atendidos, y no se habían equivocado. El ministro
de Trabajo, Comercio e Industria era un catalán, Eduard Aunós-un inquieto leridano
hasta entonces estrechamente vinculado con Francesc Cambó y con la política
regionalista-, pero que por sus lazos con otras personalidades militares ahora
colaboraba con el Director. Don Eduard Aunós acogió con entusiasmo la propuesta
de Clavel, hecha a través del "Comité Oficial del Libro del Ministerio de
Trabajo, Comercio e Industria" para que se instaure en España la fiesta
anual del libro español en la perdurable fecha del natalicio del inmortal
Cervantes. "Había que dedicar este día a enaltecer y difundir el libro,
básicamente con el aliciente de su venta en la calle, con el descuento del 10%
(el espíritu de aprovechar rebajas y oportunidades económicas tiene mucho
cartel entre cierta gente), y ofreciendo protección oficial y económica a la
creación de bibliotecas populares. Determinaba, además, que ese día en todas
las escuelas y centros de enseñanza, incluso los militares, se dedicara una
hora a la lectura de fragmentos escogidos de obras literarias que exalta
"la Patria y el libro español." creaba, también, unos premios de mil
pesetas que otorgaban las Cámaras Oficiales del Libro de Madrid y de
Barcelona-los mejores artículos periodísticos "que se publican en idioma
español." La idea era ambiciosa: llegaba a precisar que los municipios
destinarían hasta el 3% de sus presupuestos a la creación de bibliotecas en el
reparto de lotes de libros pero, como tantas otras ideas proyectos lanzados al
viento, no arraigó con suficiente
fuerza.
Hay que decir que tanto el rey Alfonso XIII como el general
Primo de Rivera no contaban con muchas simpatías en los medios intelectuales y
que, por otra parte, la trayectoria republicana de Vicente Clavel tampoco era
demasiado bien vista en determinados ambientes. Pero todo el mundo admitía que
un buen nivel cultural era indispensable para dar, en los medios
internacionales, una imagen prestigiosa del Estado. […]
Las otras lenguas
Hay que reconocer, de entrada, la buena intención del Día del
Libro de promover el libro y la lectura. Pero no debemos olvidar unos errores
que tuvo ya en sus inicios. Por un lado, la discriminación evidente hacia los
libros escritos en otras lenguas que no fueran la castellana: se habla siempre
y de una manera expresa de "lengua castellana" de "la lengua de
Cervantes." Una discriminación que cuesta mucho superar, y que de una
manera oficial, podemos decir que no fue derogada hasta la reciente
promulgación de la vigente Ley del Libro, del día II de marzo de 1975, que en
su artículo 1 º establece:
"La presente Ley
tiene por objeto establecer un régimen especial encaminado a promover el libro
español en sus diversas expresiones lingüísticas, y a fomentar su producción y
su difusión."
Esa discriminación superior podía alejarse de la
conmemoración oficial muchas personas e instituciones que se mantenían fieles a
la lengua del pueblo, en el caso concreto de Cataluña, las más prestigiosas y
más populares. Por otro lado, el tono que tomó la conmemoración oficial fue a
menudo el del tópico, de escasa elevación cultural. Así, las expresiones
"Sagrario imperecedero" refiriéndose al libro o "genios de la
Raza" para hablar de los clásicos castellanos, no eran las más adecuadas
para actos de un cierto nivel literario o para medios de probado espíritu
crítico.
Tenemos un ejemplo muy típico en ese inefable Himno al Libro*
del mismo año 1926, una de las estrofas del cual decía:
"En himnos
fervientes cantemos al Libro, / loor a Cervantes, ingenio español, y por la
alta cultura constituyen tantas velemos y vibre en nuestra alma de España el
honor."
Ciertamente, no todas las celebraciones caían en este
defecto; la Asociación Cervantina, de Madrid, o las sesiones de la Real
Academia de la Lengua Española, sabían mantener el tono académico, pero no
llegaban al pueblo.
Dentro de esta tónica transcurrieran las conmemoraciones de
los años siguientes -1927, 1928, 1929, alternando con las famosas celebraciones
de la Exposición Internacional de Barcelona y con la Exposición Iberoamericana
de Sevilla-, hasta llegar en 1930. Este año, después de una polémica de si
sería mejor seguir conmemorando la supuesta fecha del nacimiento de Cervantes
(el 7 de octubre) o la de su muerte (el día 23 de abril, comprobada
documentalmente), se acuerda de celebrar esta última, considerando que el mes
de abril era más indicado para actos en la calle que no lo de octubre, donde el
tiempo no acompañaba. Además, la coincidencia con el inicio del año escolar
perturbaba la venta de libros de texto, en las librerías del ramo. Pero los
hechos políticos darían un nuevo carácter a la fiesta: el día 14 de abril de
1931, la República era proclamada en toda España y el rey Alfonso XIII marchaba
camino del exilio. De aquellos años, hay que remarcar la diferencia que se
observa entre su celebración en Barcelona y en Madrid. En Barcelona, la fiesta
va tomando un cariz más popular y comercial-paradas de libros en la calle, de
todo tipo: circulares de la Cámara Oficial del Libro a libreros y maestros,
recordando los de celebrar la Diada, mientras que en Madrid privan los actos
académicos los de mayor solemnidad .(...)
En el año 1930, la fiesta alcanza en Barcelona un éxito
extraordinario al que contribuye la edición de diversas novedades literarias
catalanas de una gran aceptación popular. Es por este tiempo que los editores
deciden publicar las novedades coincidiendo con el Día del Libro y organizan
actos de firmas de ejemplares por los autores. En Barcelona la venta de ese día
sobrepasó los 5.000 volúmenes, y se publicaron dos opúsculos interesantes para
la historia de la fiesta. Uno, titulado La Fiesta del Libro, es una breve y
ágil descripción de las paradas de libros por las calles de Barcelona, firmada
por Carlos Orgilés y Sánchez. El otro, escrito por el impresor Víctor Oliva, El
libro español, fue editado por la Cámara Oficial del Libro barcelonesa y se
repartieron más de 40.000 ejemplares gratuitamente entre los compradores de
libros.
Cervantes y San Jorge: una rosa y un libro. Al día siguiente
de aquel Día del Libro un periodista barcelonés escribía:
"Es de esperar que la próxima jornada se celebrará el 23
de abril coincidiendo con la de Sant Jordi, alcanzará aún mayor esplendor y
será una verdadera fiesta del libro español."
El periodista resulta un buen profeta, y desde el 1931, la
fiesta del libro se convirtió auténticamente popular. Y no sólo en Barcelona:
en Gerona, en Sabadell, en Arenys de Mar, en Badalona, en muchas poblaciones
catalanas, el Día del Libro raíz firme. La Cámara Oficial del Libro publicó, en
1931, un estudio de Manuel de Montoliu sobre el Quijote: "Lo que España
debe a un libro", y en 1932, un pequeño y modélico volumen de Jordi Rubió
i Balaguer, director de la Biblioteca de Cataluña, que ponía sus conocimientos
al alcance de todos: "Cómo se organiza y cataloga una biblioteca", de
una utilidad notabilísima. Realmente, la coincidencia de la fiesta del libro y la
de Sant Jordi daba un aire nuevo y popular en la fiesta. Otro periodista
barcelonés lo confirmaba al comentar esto:
"Lo hemos
acertado. La fecha del 23 de abril, en que la muerte de Cervantes coincide con
la fiesta de Sant Jordi: rosas, libros y San ..."
El Día del libro, desde entonces, tiene en Barcelona-y por
extensión a muchos de otros lugares de los "Països Catalans" un
carácter peculiar. Si bien no es fiesta oficial, la calle tiene un aire
festivo: hombres y mujeres, chicos y chicas, todo el mundo lleva en la mano la
rosa y el libro. La fiesta del Patrón de Cataluña y la feria de rosas que la
conmemora, tienen un nuevo atractivo literario.
Y no es que Barcelona no tuviera afecto por la figura y la
obra de Cervantes, sino al contrario. El escritor español había dedicado a
Barcelona ese elogio que siempre es oportuno de transcribir:
"Y así, me pasé de claro a Barcelona, archivo de la
cortesía, albergue de los extranjeros, hospital de los pobres, patria de los
valientes, venganza de los ofendidos, y correspondencia grata de firmes
amistades, y en sitio y belleza, única . " (Don Quijote de la Mancha,
Segunda Parte, Cap. LXXII ).(...) Incluso ha habido escritores que han querido
encontrar una cierta semejanza entre San Jorge, caballero de un ideal,
liberador de doncellas, y Don Quijote. Joan Estelrich escribía:
"Don Quijote es la
melancólica caricatura de San Jorge, luchando con los molinos de viento,
engatusar por una justa y noble demencia."
Y en un fragmento poco citado del Quijote, el caballero
exclama ante una imagen de San Jorge, elogiando a:
"Fue a quitar la
cubierta de la primera imagen, que mostró ser la de San Jorge puesto a caballo,
con una serpiente enroscada a los pies y la lanza atravesada por la boca, con
la fiereza que suele pintarse. Toda la imagen parecía una ascua de oro, como
suele decirse. Viéndola don Quijote, dijo: 'Este caballero fue uno de los
mejores andantes que tuvo la milicia divina; llamóse don San Jorge y fue además
defendedor de doncellas'. " (Don Quijote de la Mancha, Segunda Parte, Cap.
LVIII).
Mientras tanto, en Madrid la fiesta tomaba un cariz
diferente. Ya en 1932 se había intentado celebrar la "Feria del Libro de
Madrid", de una duración de más días, con unas casetas de venta situadas
en el Paseo de Recoletos que más adelante se trasladaron a la zona del Parque
del Retiro y, después de la Guerra civil, proliferaron por diferentes ciudades
españolas-. Pero, el día del libro, a pesar de haber sido trasladado al 23 de
abril, no radica en Madrid ni en las poblaciones de fuera del ámbito catalán.
En Valencia, por este tiempo, hay que destacar la acción cultural del
Ayuntamiento, que en 1932, publicó y difundió una volumetría de 1 'historiador
valenciano Francesc Almela y Vives sobre El libro valenciano y La lengua
valenciana, Normas de Ortografía Valenciana el año 1933. En Sabadell, la
popularidad de la fiesta del libro se debió, en buena parte, a la Acción
Municipal Docente, organizada al estilo de la Comisión de Cultura del
Ayuntamiento de Barcelona. que dedicó un interés especial en el libro. […]
El estallido de la guerra civil dificulta seriamente la
producción editorial: dificultades de papel, de materias primas, inseguridad
general. El Día del Libro del año 1937 todavía se celebró con la aparición de
algunas novedades literarias, y en 1938, el Departamento de Cultura de la
Generalitat de Catalunya intentó dar una sensación de normalidad celebrando de
una manera relevante el día del Libro que por excepción, fue el día 15 de
junio-. Una exposición bibliográfica en el Casal de la Cultura, inaugurada con
una conferencia de caries Riba sobre "Sinceridad y expresión literaria
inicia una serie de parlamentos, en días sucesivos, a cargo de varios
escritores.[…]
Pero la guerra seguía su curso inexorable, y antes de un año,
el 1 º de abril de 1939, acababan las hostilidades. Un país deshecho intentaba
celebrar el Día del Libro del 1939, quizás el más gris de los que encontramos
en esta historia. Los años que siguieron el final de la guerra se resienten de
las limitaciones impuestas. Además de las dificultades materiales-papeles de
mala calidad, encuadernaciones deficientes-, sorprendía la ausencia absoluta de
libros catalanes, impuesta por la rigurosa censura. Hasta 1950, prácticamente,
el libro en catalán no se volvió a publicar y poco a poco, retomó su puesto en
las paradas en la calle del Día del Libro. De aquellos años hay que recordar la
parada que la Obra del Diccionario catalán-valenciano-balear, que dirigía
Francesc de B. Moll, instalado en Barcelona, en lo alto de la Rambla, gracias a
la tenacidad y el esfuerzo de Joan Ballester.
Poco a poco la vida editorial retomaba el empuje de los años
anteriores a la guerra, y pronto el número de volúmenes editados-la mayoría de
producción editorial, en lengua castellana-superaba, con mucho, la de 1936. Las
Cámaras Oficiales del Libro habían sido englobadas en 1941 en una nueva
entidad: Instituto Nacional del Libro Español ", centralizado en Madrid,
pero que en Barcelona mantuvo una activa y eficiente delegación dirigida por
August Matons, con la colaboración de Santiago Aceitunas. Los Gremios de
Libreros y Editores que aportaron su colaboración, y consiguieron publicar
algunos opúsculos dentro de la línea de los editados por la Cámara Oficial del
libro antes de la guerra. […]
Desde 1950 la Fiesta del libro vuelve a ser popular. Los
Gremios de Libreros y Editores, con la colaboración del INLE, editan carteles,
sellos publicitarios, organizan exposiciones, sortean lotes de libros entre los
compradores y dan nacimiento, al año siguiente, en la Feria del libro de
'Ocasión Antiguo y Moderno, que a partir de entonces se celebra con gran
afluencia de público coincidiendo con las fiestas de la Mare de Déu de la
Mercè. La Feria, que este año conmemora el XXV aniversario, concentra la venta
del libro viejo y ha permitido reservar el Día del Libro exclusivamente para
los libros nuevos. Cada año, por el Día del Libro, se encarga el
"pregón" o conferencia inaugural a una personalidad del mundo de la
política o de las letras. Una de las que alcanzó mayor resonancia fue la del
ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne, en el año 1963,
defendiendo la licitud del libro en catalán y la promoción de la lengua y la
literatura catalana. En 1967, por iniciativa de un grupo de editores catalanes,
el INLE editaba el primer catálogo de libros en catalán, que hasta hoy ha ido
apareciendo alrededor del Día del Libro.
La fiesta se ha continuado celebrando el día de Sant Jordi,
con la excepción de algunos años que, por coincidir con alguna fecha
litúrgica-Viernes Santo, Lunes de Pascua-, ha sido trasladada a una fecha
diferente. Así, en 1962, cuando se celebró en Barcelona el XVI Congreso de la
Unión Internacional de Editores, a cargo del INLE, el Día del Libro tuvo lugar
el 12 de mayo, coincidiendo con la jornada de clausura del Congreso y (dicho
sea de paso) llovió en mucho. Hecho curioso éste, que hay que resaltar, es que
a menudo el día de Sant Jordi ha sido día de lluvia. No olvidemos que Jordi-en
griego, Georgos-significa "campesino" y que las lluvias de primavera
son las que sazonan los sembrados y benefician la cosecha. Ahora bien, a quien
no benefician es al librero, que debe tener la mirada oscilante entre la
parada, con los libros a la intemperie, y las nubes que amenazan la venta.
"Calles mojadas, cajones secos" dice el adagio catalán, y por este
motivo, cada año se recuerda oficialmente que el Día del Libro puede
trasladarse al siguiente si es talmente lluvioso que no permita la venta. Los
tradicionales chistes sobre libros y paraguas tienen en este curioso fenómeno
meteorológico su verdadero origen.
Corolario: El Himno al
Libro
Fue el poeta español Julio
Menéndez Garcés quien compuso el Himno al Libro, cuya letra fue publicada el
día 09 de octubre de 1926 en La voz de
Peñaranda (Revista semanas de Ciencias – Salamanca, España). Lo que no se
sabe es si alguien compuso la música, pero como poema, nos quedan sus hermosos
versos:
*Himno al Libro
Coro
En himnos fervientes
cantemos al libro;
loor a Cervantes
ingenio, español;
por la alta cultura
constantes velemos
y vibre en nuestra alma
de España el honor.
Preciados tesoros los libros encierran,
guardando en sus hojas del mundo el saber,
pues ellos conservan las piedras preciosas
del Templo del Arte, la Ciencia y la Fe.
Sus bellas ideas deleitan e instruyen;
sus sanos consejos infunden amor,
orientan al hombre por rectos senderos
que el alma encaminan al Trono de Dios.
Surgida la imprenta, cundió el libro bueno,
que es arca sagrada del cielo joyel;
el hombre prudente lo estudia y conserva
hallando en su esencia su amigo más fiel.
El joven que abriga amor a los libros
y liba en sus hojas que pétalos son
la miel de la ciencia, cual dulce ambrosía,
será coronado de gloria y honor.
La patria nos pide que amemos al libro,
que encierra el tesoro del patrio solar,
sigamos su curso, bebamos, sedientos
en sus puras fuentes feliz manantial.
Fundad bibliotecas de sana lectura;
honrad al Gobierno que el libro ensalzó,
creando su Día, buscando en su seno,
de España el progreso con férvido amor.
La infancia que extrae de puras fontanas
las máximas bellas del noble vivir
es prenda segura de paz y armonía,
aurora esplendente de vida feliz.
Guirnalda de rosas corone las sienes
y un nimbo de gloria circunde la faz
de cuantos tributo de ciencia llevaran,
en mística ofrenda, de España al altar.